
“Tuvimos una caída muy grande durante la pandemia, y estamos en alrededor de 6.000 desocupados en el rubro. El año pasado recuperamos un poco con la obra privada, pero sigue habiendo mucha necesidad”, explicó Miguel Ponce, Secretario General de la Uocra Mendoza, hace algunas semanas en la prensa local. “Hay muchos obreros que buscan empleo y hasta que no inicien nuevas obras públicas, no se va a ver el movimiento que se necesita”, aseguró.

“En materia de empleo genuino, nos hemos propuesto crear una verdadera política de Estado capaz de brindar igualdad de oportunidades mediante la educación y el trabajo digno, estable y en blanco”, señalaba Suárez el pasado 1 de mayo, en su último discurso ante la Asamblea Legislativa. Pero nada de eso ha ocurrido.
El economista mendocino Nicolás Aroma, idóneo en las variaciones de la pauta de gastos generales de la Provincia, remarcó un dato que sirve para entender de qué estamos hablando cuando hablamos de las parálisis de infraestructura y economía mendocinas. El presupuesto para inversión en obra pública en 2022 fue de 11 mil millones, en tanto los intereses de la deuda que se pagaron representaron -en ese mismo año- 18 mil millones. Pero como si eso fuera poco, en noviembre de 2022 el gobierno reveló que, de esos 11 mil millones, solo se había ejecutado el 60% de lo presupuestado.
