El flete en el que llevaba productos no perecederos para uso particular fue interceptado por Bromatología. “En donde voy me cierran las puertas. El sistema está podrido”, aseguró el vecino.
La Municipalidad de San Luis no solo muestra un estado deplorable a la hora de brindar servicios, sino que parece que eso se refleja también a la hora de hacer controles. José Biava es un vecino de la ciudad de San Luis que hizo una compra de alimentos no perecederos en un mayorista de la capital puntana, como hacen miles de personas. Contrató un flete y ahí, sin que pudiera sospecharlo, empezó su calvario. Bromatología le incautó la mercadería sin razones valederas y ahora le piden pagar una multa de 1 millón de pesos para poder recuperarla.
“Voy a una distribuidora de la ciudad donde realizo una compra mayorista. Contrato un flete, que es un furgón, para llevar los alimentos al domicilio de mis padres en Juana Koslay. Agentes de la Policía detienen el vehículo. Le piden la documentación al fletero, que tenía en regla, pero al ver alimentos llaman a Bromatología. Los productos no eran perecederos, son todos empaquetados, aguas saborizadas, no había nada suelto”, relató Biava, quien resaltó que la compra la había hecho de forma privada y no con un fin comercial.
Luego de ser escoltados en un aparatoso operativo por dos patrulleros y un móvil municipal arriban a las oficinas de Bromatología, ubicadas en calle Europa. Ahí bajan la mercadería y empieza el periplo del vecino puntano contra un sistema burocrático que no le da respuestas en ningún momento y que solo complica las cosas. “Se tomaron cuatro horas para hacer el acta. Los encargados se cagaban de risa. Al fletero solo lo advirtieron y lo dejaron ir, no le hicieron un acta”, afirmó Biava.
Cuando el vecino va al Juzgado de Faltas, le informan que por su supuesta infracción (siempre sospechan que la mercadería tiene un fin comercial, a pesar de que nunca lo pudieron comprobar) debe abonar una multa de 1 millón de pesos. Este jueves Biava presentó otra nota en el Juzgado de Faltas y solo encontró evasivas. “Quería conocer el dictamen de la resolución y si había una ordenanza. Me dijeron que no estaban para educarme, y que si quiero saber el dictamen tengo que ir con un abogado”, señaló.
Biava señaló que en Defensa del Consumidor tampoco le dieron una respuesta. “Me dijeron que el caso no es para ellos, me buscaron las mil excusas. Dijeron que tenía que pagar la multa, ya que ellos presumen que tengo un comercio”, dijo, y señaló que en la Defensoría del Pueblo solo lo ayudaron con la redacción de una nota.
“En donde vos vas te cierran las puertas. Creo que no voy a recuperar la mercadería, no puedo ir contra el sistema, que está podrido”, dijo resignado.
